Si no se pudiera, nadie se confirmaría.
Cuando uno quiere ser bueno, ya ha empezado a serlo. Lo peor para no serlo es el conformismo.
Suponte que empiezas la carrera de piano y te matrículas en el primer curso. Otro amigo está ya en el tercero.
Tú quieres ser un gran pianista y te esfuerzas por aprender; ves a otros que tocan mejor y te sientes estimulado a ser como ellos; no sólo asistes a las clases sino que estudias fuera del horario para aprender más cada día.
A tu amigo le viene justito asistir a las clases; parece que va forzado; ni siquiera asiste con regularidad.
No importa que él esté en tercero y tú, en primero. Tú llegarás a ser un gran pianista. El no saldrá de la mediocridad.
Lo mismo sucede en la vida cristiana. Lo que menos importa es el nivel en que te encuentras actualmente. Claro que no has llegado ya al nivel de los santos que admiras. Pero si intentas seguir avanzando en la fidelidad al Señor, claro que lo irás consiguiendo. Aunque ten en cuenta que por mucho que avances en el camino de la santidad, siempre podrás avanzar más. ¿Hay alguien que sepa bastante por mucho que sepa? De la misma manera no hay nadie que sea suficientemente santo por mucho que lo sea. El modelo a imitar es Jesús; fíjate si tenemos camino por delante.
La Confirmación es precisamente para conseguir ser como Dios quiere que seamos. Y Dios no nos quiere buenos a medias. No le gustan las mediocridades y menos, en la amistad. No le gustan los rutinarios ni los que sólo buscan quedar bien. No le gustan las medias tintas ni las posturas ambiguas. No le gusta que nos limitemos a cumplir para echárnoslo de encima y que nonos pida más.
Pero tampoco le importa el nivel desde el que partes. Es tal la fuerza y la potencia que nos comunica por su Espíritu, que no hay nada imposible para El. La única condición que te pone es que quieras aceptarle como amigo, pero como amigo de verdad. Lo demás corre de su cuenta.
En todo este proceso de intensificación de tu amistad con el Señor te has de ir preguntando, si notas que tu vida se encuentra un poco estancada, por qué no consigues ser cada día mejor. Y a ir quitando impedimentos; y a ir dejándole las manos libres para que haga de ti lo que quiera. Mira, la Virgen fue la obra más maravillosa que ha hecho el Señor porque le dejó las manos libres y se dejó modelar a gusto del Señor. ¿Por qué no haces tú lo mismo? Por ahí va la Confirmación.
Lo tuyo, querer de verdad. Las metas, en manos del Señor.
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