No sé si se han entendido bien mis sugerencias sobre un nuevo partido. Lo digo porque me han llegado algunos comentarios que decían que ese partido ya existe. No digo que no exista; pero me refería a la creación de un partido que tuviese audiencia nacional. Si, como me dicen, los hay, no estaría de más que se uniesen con esos criterios que apuntaba de la defensa del derecho natural.
Por ser Obispo, ni debo ni quiero entrar en cuestiones políticas como puede hacerlo cualquier seglar. Sólo quiero decir que un gobernante que da legalidad al aborto, o considera matrimonio una unión homosexual (que nunca puede ser equiparado al matrimonio), o que impida o dificulte la formación de los escolares en la religión o moral según los criterios de los padres, no me lo imagino dirigiendo, como gobierno, a una sociedad sea laica o cristiana si se precia de democrática. ¿Se imaginan ustedes a un gobernante que, por ejemplo, permita el aborto, cortando la cabeza de un feto o de un recién nacido? Por ahí iban mis reflexiones en mis tres últimos artículos.